Nadie está libre de sufrir un problema de adicción. Tendemos a asociarlo con personalidades más débiles o con vidas complejas que encuentran en ese consumo o en esa acción una vía de escape. Sin embargo, si algo tenemos claro, es que cualquiera puede convertirse en adicto.
Y como dicen en la magnífica serie de Javier Giner (adaptación en su libro autobiográfico) una persona adicta no es quien consume o quien hace: es quien no puede parar de hacerlo.
Desafortunadamente, nuestra sociedad actual empuja a muchas personas hacia adicciones de las que es difícil salir, precisamente, por lo normalizadas y accesibles que son. Porque todo el mundo pone el grito cuando la adicción es a las drogas, pero hay muchas adicciones igual de peligrosas que están al alcance de la mano de cualquiera. Hoy repasamos todo esto.
¿Qué podemos entender por adicción?
La adicción es un trastorno crónico caracterizado por la necesidad compulsiva de consumir una sustancia o de realizar una actividad, a pesar de sus consecuencias negativas y llegando a alterar la vida diaria de quien la sufre.
Su origen es multifactorial e implica factores biológicos, psicológicos y sociales. Las adicciones tienen graves consecuencias para la persona más allá de las que causan las sustancias consumidas, ya que alteran el sistema de recompensa cerebral, generando dependencia y dificultando el autocontrol.
Existen dos grandes tipos de adicciones:
1.- Adicciones a sustancias: Es el caso de un problema de adicción relacionado con el consumo de sustancias como alcohol, tabaco, drogas ilegales (como la cocaína y la heroína) y fármacos (como los opioides). Estas sustancias generan dependencia física y psicológica, causando síndrome de abstinencia al intentar dejarlas.
2.- Adicciones conductuales: Implican la compulsividad en ciertas actividades que generan placer inmediato, pero tienen consecuencias negativas. Estas son algunas de las más comunes son:
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- Adicción al juego: El impulso incontrolable de jugar apostando dinero es un problema de adicción común con graves consecuencias económicas y emocionales.
- Adicción a las compras compulsivas: Adquirir bienes sin necesidad real, solo como vía de escape emocional, es una adicción que ha encontrado en Internet a su mejor aliada para poder llevarla a cabo en cualquier momento.
- Adicción a la comida: Consumo descontrolado y trastorno por atracón son las formas que adopta este problema, además de que suele tratarse de alimentos nocivos, ultraprocesados y ricos en azúcares y grasas.
- Adicción a las redes sociales: Incluye la necesidad constante de revisar el teléfono e interactuar en plataformas digitales de manera muy obsesiva y compulsiva.
Señales de que una persona tiene un problema de adicción o ha recaído
Identificar una adicción no siempre es sencillo, ya que sus manifestaciones varían según la persona y la sustancia o conducta implicada. No obstante, existen signos generales que pueden indicar la presencia de un problema de adicción o una recaída:
- Pérdida de control: La persona no puede limitar el consumo de la sustancia o la frecuencia de la actividad. A pesar de los intentos de reducir o abandonar la conducta, fracasa reiteradamente.
- Prioridad sobre otras actividades: Las responsabilidades laborales, académicas, familiares y sociales pasan a un segundo plano. El tiempo y la energía se centran en la adicción.
- Cambios en el estado de ánimo y comportamiento: Ansiedad, irritabilidad, agresividad o depresión pueden indicar dependencia.
- Mentiras y el aislamiento social son comunes: Incluso muestran una actitud defensiva cuando se les recuerda algo de su periodo de adictos, se les invita a visitar a un terapeuta o se pregunta por el tema en general.
- Tolerancia y aumento progresivo: Se requiere una dosis mayor de la sustancia o una exposición más frecuente a la actividad para experimentar el mismo placer o alivio.
- Síndrome de abstinencia: En el caso de las sustancias, aparecen síntomas físicos y psicológicos al interrumpir su consumo, como temblores, sudoración, ansiedad o insomnio. En las adicciones conductuales, la persona experimenta malestar significativo si no puede realizar la actividad.
- Negación del problema: Es frecuente minimizar las consecuencias y justificar el comportamiento con frases como «puedo dejarlo cuando quiera».
- Deterioro de la salud física: Pérdida o aumento drástico de peso, fatiga crónica, problemas digestivos o enfermedades derivadas del consumo de sustancias.
Un problema de adicción es tratable si la persona toma conciencia de su problema y tiene voluntad de superar esa adicción.
Buscar ayuda especializada, contar con apoyo social y adoptar estrategias de afrontamiento adecuadas son claves para la recuperación. Si reconoces estas señales en alguien cercano o en ti mismo, es fundamental acudir a un profesional para abordar el problema a tiempo.